puertas del infierno

Estamos ante las puertas del infierno pero estas nada tienen que ver con Rodin. El barco despegó del puerto y en las despedidas siempre llovía. Los peces milagrosamente no eran aplastados. Dios se toca pensando en él, cuando fui feliz allá en los años 40 las mujeres no vestían como putas. – Que aburrimiento – ya ves, quieres una cerveza? – si, porqué no… (Siempre por qué no...) los objetos tienen funciones y si no cumplen las expectativas son destruidos o deportados a inhóspitos lugares (Siberia?). Quiero dormir pero el ser que habita dentro no me deja. Partir es importante. Dormir, morir son la misma cosa. El ser humano es un animal carroñero, como el tiburón detecta la sangre (dolor) a largas distancias y se ceba en él. Desconfía de la gente que quiere parecer diferente, son como todos y encima quieren parecer diferentes. El incendio dejó el paisaje desolado, la negrura lo inundó todo. El cielo acuoso mira al mar celeste.

Aviones que se estrellan ante ti
Animales que devoran tus entrañas

El dolor perenne es de hoja perenne. Intentando como siempre hacer lo mínimo, evitando sacrificios que vislumbren todavía más lo absurdo de todo esto. ¿Sintonía con nuestros padres? ¿Han visto esas fotografías de la época? ¿Cuantos Kennedy O’Tool se habrán quitado de en medio? Observando a las inquietas grúas y a otros cuerpos estáticos. Los vecinos deben estar durmiendo porqué del patio interior sólo se oye el silencio.

Sin asimilar que hemos nacido y tenemos que vivir

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